La Devastación del Patriarcado

La Carencia y la Castración del Deseo Materno, Desde la mirada de Casilda Rodrigañez

Semana Mundial del Parto Respetado 2014

Conversatorio: Cuentos de Parto

Ciclo de Cine-Foros "Por El Poder de Parir". Entrada Libre

Venezuela conmemora la Semana Mundial del Parto Respetado. Organización Auroramadre convoca debate sobre la maternidad

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El Nacimiento de Abril

Empoderada y Llena de amor

En Tándem

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domingo, 11 de marzo de 2012

8 de marzo de 2012

Entrega de la propuesta de LOT  feminista

Por Jenny Soto

Fotos Jenny Soto
Con la consigna “Todas somos trabajadoras, legislamos y construimos Patria / Matria”, el movimiento feminista venezolano se concentró en la plaza San Martín para marchar hasta la Plaza Caracas, donde se le entregó a la viceministra de área social Yadira Córdoba la propuesta de una Ley Orgánica del Trabajo con perspectiva de género, que con mucho esfuerzo, organización y participación se ha elaborado. En esta propuesta resaltan los siguientes aspectos:

-         La extensión del postnatal a 1 año. Los primeros 6 meses son exclusivos para que la madre amamante y los otros 6 meses se podrán compartir con el padre o con otro familiar.
-         La reducción de la jornada laboral a 6 horas
-         Espacios de cuidado para los niños y niñas en los lugares de trabajo y en las comunidades
-         La creación de un fondo de seguridad social para las trabajadoras y trabajadores independientes.
-         El 50-50 en el espacio de organización para el trabajo.
-         La eliminación de la violencia y discriminación contra las trabajadoras.
-         La socialización del trabajo doméstico.

Les presentamos una galería fotográfica de la marcha del 8 de marzo del 2012, los movimientos populares asistentes, sus propuestas, sus demandas, sus manifestaciones irreverentes y rebeldes, sus atuendos y mensajes hechos a mano.
Sexo género diversidad
La familia marchando
Fotos: Jenny Soto
Correo: crianzaentribubv@gmail.com 

jueves, 8 de marzo de 2012

Testimonio de una maternidad libre

2012 comenzó con el pie derecho


Por Louisiana Panagua

Mariana se despertó a diez minutos para las doce de la noche y recibió el año en mis brazos. Vimos juntas el espectáculo de los fuegos artificiales que se estrellaban contra el techo negro que cubría la ciudad. Aunque estábamos en una casa ajena y rodeadas de personas amorosas, pienso que no podía tener mejor compañía en el mundo para ese momento que mi propia hija. Mi primer abrazo fue para Mariana, largo y cargado de emociones.

El 1° de enero era el primero de treinta y siete hermosos días de unas merecidas vacaciones. Y Mariana conmigo, yendo a todos lados embutida en el rebozo. Fuimos a Mochima, Maracay, El Hatillo y Caracas. Paseamos en metro un montón de veces y siempre nos pasaba los mismo, las personas a nuestro alrededor caían rendidas ante sus encantos. Recordé con frecuencia las palabras de mi amiga Nathaly: Nunca más estarás sola.

A medida que los días pasaban, pensaba en el momento de regresar a trabajar. No tanto por la libertad que uno goza durante las vacaciones, sino porque debía separarme de Mariana. Ya había tenido una experiencia de separación cuando me reincorporé del reposo postnatal. Ella se quedaba al cuidado de mi Lya, mi hermana, y todos los días escuché el cuento de su llanto eterno al notar que yo no estaba allí. Una noche, Lya me comentó que cuando yo no estaba Mariana era una niña seria y apagada, pero cuando yo volvía ella parecía otra, estaba dispuesta a reírse y a jugar con sus primos.

Cada vez que pensaba en el regreso al trabajo, evocaba el momento en que me despedía de Mariana. Me recuerdo arrastrando los pies y una sensación en el pecho como si tuviera el corazón hecho una pasita. Pasaba el día ocupada, pero la mente estaba con mi hija. ¿Estará llorando?, ¿ya habrá comido?, ¿qué estará haciendo?

La rutina después del postnatal era realmente cansona, debía despertarme suficientemente temprano para desayunar, dar teta, bañarnos, arreglarnos, arreglar los bolsos, tomar dos buses para llegar a casa de Lya, ir a trabajar, ir a casa de mi hermana, llegar a dar teta, almorzar, dar muuucha teta, dormir a Mariana, volver a trabajar, salir a buscar a Mariana, tomar un taxi a casa. Llegar a casa remamada y tomarme un tiempo para jugar y dar teta hasta que Mariana se quedara dormida.

No me gustaba esa rutina y menos cuando Lya me dijo que Mariana no quería la leche ordeñada que le dejaba ni su leche (ella todavía amamanta a su hijo menor) y prefería la abstinencia hasta que yo llegase. A partir de ese momento todo era una sola carrera. Quizá por eso a las mamás se les hace más fácil a recurrir al uso de la fórmula. Pero yo no quería eso. Yo seguía (y sigo) empeñada en darle solo de mi leche.

Y sí, me encanta mi trabajo como librera, pero durante mis vacaciones me fui desmotivando. Pensaba mucho en el sacrificio de separarme de mi hija para ir a trabajarle a otra gente que me sabe dispensable en su organización. Así fue como empecé a pensar en todo lo que no me gustaba de mi trabajo: no puedo poner la librería patas arriba según mis propias decisiones porque debía ponerme de acuerdo con el compañero de librería, al fin y al cabo, no es MI librería; aguantar las decisiones desatinadas de diferentes presidentes de Librerías del Sur y sus séquitos de coordinadores, quienes hacían promesas de  mejorar las operaciones y que nunca cumplían; llenar miles de informes inentendibles para que siempre concluyeran lo mismo: la Fundación solo arroja número rojos y eso es responsabilidad del librero; ver cada dos meses a la culebra de las siete cabezas que dirige el gabinete regional del ministerio y soportar la estela de malas energías y azufre que dejaba en la librería por, al menos, una semana.

Tan bien que me cae Mariana (no solo porque sea mi hija, sino porque realmente es muy simpática), tanto que me gusta darle teta, hacerle sus papillas naturales, hacerla reir, abrazarla, hacer rochela, dormirla, enseñarle a pronunciar, cantarle, jugar con ella… Y empecé a soñar con no volver nunca a trabajar para nadie. Si tuviese un negocito en casa y yo pudiese quedarme dedicándole tiempo a mi hija.

Además, quería tiempo para ayudar a otras mujeres y a sus familias a que tuviesen embarazos, partos y puerperios en consonancia con los hermosos sentimientos que genera la maternidad. Soñé mucho con crear una asociación civil que nos permitiera unirnos y apoyarnos unas a otras. Para eso necesito tiempo y dinero que no tengo.

Un día, un amigo me habló de una oportunidad de negocios que me permitiría tener más tiempo para mi hija e independizarme financieramente a mediano plazo. Me dijo que podía desarrollarlo sin dejar de trabajar hasta que yo sintiese que mi negocio me producía suficiente como para dedicarme solo a eso.Me dijo que no dejase nunca de soñar.

Para esos mismos días, hubo una noche de hogar en casa y mi cuñado, encargado del mensaje espiritual, me habló de la esperanza. Sí, me habló a mí aunque el mensaje era para todos. Dijo: No permitas que se muera tu esperanza.

Ya yo estaba soñando. Soñé despierta cada día de mis vacaciones

Para la última semana de mis vacaciones, quise ir a Caracas a pasear, a visitar a mis amigas, a encontrar personas que pudiesen asesorarme para traer a Cumaná el parto humanizado, los talleres perinatales, la crianza en tribu, el apego a través de la lactancia prolongada, entre otras corrientes de maternidad alternativa. Antes de irme, cuadré con Carolina, de la Liga de la Leche Venezuela, con Yenny del grupo de Crianza en Tribu de la UBV, con Maribi de Uno Bebé, con Sumiré y Haydeé del Hospital José María Benítez de La Victoria, entre otras organizaciones.

Mariana, mi compañerita ideal, y yo salimos una noche para Caracas. El viaje fue rematadamente largo y fastidioso porque el autobús pasó la mitad del tiempo accidentado, así que tuve mucho tiempo para soñar, pensar, pensar y pensar. Llegamos a casa de mi angelita Thady cerca de las nueve de la mañana. Algo en mi corazón decía que debía ir directo a la Fundación, por lo que salí casi de inmediato con Mariana dormida en el rebozo.

Llegamos a la sede y me dirigí sin rodeos a la oficina de recursos humanos. Sin rodeos les dije que quería renunciar. Pasé casi doce horas pensando y pensando en cómo combinar mi trabajo con mis sueños y vine a poner la torta llegandito y sin pensarlo.

Renuncié sin anestesia.

¿Y ahora?

Nada, ya terminó el mes de preaviso. Sí, ya sé que hay mucha gente que quisiera tener un empleo como el mío, que la cosa está difícil, que el país se está “muriendo de hambre”, que  el mundo se va a acabar, que ahora somos dos y que debo pensar en Mariana.

¡Si es por ella que lo hago! Para la Fundación soy dispensable, para Mariana no y no quiero perderme todas sus primeras veces por regalarme mi tiempo a una institución cualquiera. No le veo sentido a una pseudo-estabilidad ni a la dependencia de terceros que, además, no valoran mi trabajo. Mariana valora cada abrazo que le doy, cada beso mañanero, cada baño que nos echamos juntas en la ducha. Mariana valora mucho cuando despierta y estoy ahí, al alcance de su vista. No se siente sola, no siente que su mamá la abandonó. Yo estoy ahí para hacerla sentir segura.

Me preguntarán qué voy a hacer ahora. Aprender a volar. No me queda otra después de haberme lanzado en picada y sin paracaídas. Mariana y yo tomamos un rumbo nuevo, pero juntas, que es lo más importante para mí.

Y recordando una oración del blog Juan Villarino: ¡Buenos caminos!

jueves, 1 de marzo de 2012

Desde Puerto Rico

Contra la Cesárea innecesaria

Por Cheo Romero

La Cesárea innecesárea se ha convertido en una verdadera plaga para las mujeres en todo el mundo. En latinoamérica, a través de la influencia que genera el gran negocio de la publicidad y los medios de comuniicación, se favorece  toda una industria que se ha conformado alrededor de esta práctica.

Quienes se benefician principalmente son el gran negocio transnacional de la salud, las farmacéuticas, las clínicas privadas y ciertos "profesionales" médicos que esgrimiendo una ética dudosa, facturan jugosas cantidades por estos "servicios".

Las víctimas y centro del negocio son sin duda las mujeres, pero además todos los seres humanos que  somos sometidos, desde antes de nacer, a la violencia obstétrica, fuente primaria del caldo de cultivo que genera la terrible violencia que padecemos en nuestra sociedad latinoamericana actual y que se observa también a escala gobal.

En Venezuela, el 90% de nacimientos en clínicas privadas son por cesáreas, al tiempo que la violencia callejera aumenta exponencialmente. Si queremos detenerla, debemos lograr un cambio del sistema hacia una orientación humanista que privilegie al ser humano en vez del negocio y las ganancias.

Este video, realizado en Puerto Rico por los artistas Carlos padilla Caraballo en las líricas , Misael Gonzáles en la música, con la participación de Nuriyeh McLaren y el Coro del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, es parte de la campaña inne-CESAREA que se lleva a cabo en ese país. Nos resulta muy acertado en cuanto a la mezcla del arte urbano con la necesidad de generar conciencia a través de contenidos distintos a los acostumbrados clichés vanales de la industrial transnacional del espectáculo.