Sistematización Foro Y después del sexo ¿qué?
Por Jenny Soto
El foro se realizó en los espacios abiertos del piso 5 de la UBV |
El Colectivo Crianza
en Tribu UBV organizó un foro en la Universidad Bolivariana de Venezuela
titulado Y después del sexo ¿qué?,
para reflexionar sobre la forma de asumir la paternidad, cómo está condicionada
por la cultura patriarcal y la desigualdad social que esto genera.
Gerardo Hernández de la Fundación Venezuela en masculino,
Venezuela en positivo mencionó algunos aspectos culturales en torno a la
paternidad y afirma que el sexo está sujeto a factores que son producto de
nuestro acervo cultural.
Para buscarle la raíz al asunto desde el tema de la reproducción,
el profesor Hernández citó a Diana Córdoba, una científica mexicana que realizó
una investigación sobre cómo los hombres interactúan con su semen.
El resultado de esta investigación indica que en primer
lugar el hombre no sabe qué hacer con su semen la primera vez que se encuentra
con él al inicio de la pubertad, cuando empiezan a tener experiencias
relacionadas a la masturbación y al orgasmo. Luego, cuando los hombres tienen
una pareja tampoco saben qué hacer con el semen y en consecuencia no saben cómo
responder ante ese hecho biológico que tiene implicaciones culturales.
Para el hombre es un gran impacto su primera eyaculación y
mientras no se hable de esto en lo público no existe la posibilidad de que el
varón sepa qué hacer con su semen.
Lo contrario sucede con las jóvenes cuando llegan a la menarquia,
continúa el profesor Hernández, a ellas les enseñan que mensualmente van a
menstruar y que a partir de ese momento ya pueden procrear, a las mujeres les
dan referencia.
Aquí hacen un paréntesis las mujeres presentes en el foro, para
recordarle al profesor Hernández que en nuestra cultura occidental, las mujeres
también han iniciado en solitario y con muchos mitos, su proceso reproductivo.
La menstruación es un tema que valdría la pena estudiar a fondo en otro foro,
donde seguramente obtendríamos pistas interesantes sobre la subjetividad y
sexualidad femenina.
En opinión de Hernández, la paternidad está condicionada por
lo que cada hombre fue como hijo, eso define su conocimiento hacia lo que es la
paternidad y luego en su desarrollo lo que debe ser. El manejo represivo de las
emociones incide en el varón como sujeto y eso determina la relación con la
pareja y la sociedad.
Para que exista pareja después de la llegada del bebé, hace
falta una estructura social y cultural. No basta con la estructura legal, hay
hombres que no conocen la ley, hay hombres que no saben qué hacer con su
permiso posnatal, afirma Hernández. La paternidad es un hecho educativo y
cultural, el hombre no ha recibido referencias de cómo construir la relación
con su descendencia.
La mujer no puede hacerse cargo sola de la familia, necesita
del hombre, sin embargo, en el contexto venezolano, donde esta tan connotada la
figura maternal, la mujer excluye al hombre y él se ve incapacitado para
establecer una conexión con su pareja y con su bebé.
En este punto, la participante Jenny Soto acota que a las
madres les cuesta reconocer la figura del padre afectivo que también se encarga
de los cuidados, no por egoísmo, sino porque existe un mandato cultural que
tod@s nos vemos obligad@s a cumplir cuando no tenemos otros referentes y cuando
no reflexionamos públicamente estos temas que no son considerados como
políticos.
Continúa diciendo Hernández que es necesario que el deseo
innato en los varones de construir paternidad se vea reconocido por la mujer, la
familia y la sociedad. Manifiesta que ha sabido, en intercambio íntimo con
otros varones, que aun con todas las ganas del mundo les resultó difícil el
desarrollo de esa construcción.
La paternidad es un trabajo, es un esfuerzo y no basta el
querer hacerlo, hace falta una estructura de apoyo afectivo e intelectual, hace
falta que la sociedad incorpore la figura del varón en el espacio del hogar y
de los cuidados del bebé.
Un ejemplo de la exclusión de los padres es que en los
centros de salud no se permite que los hombres estén. Sabemos que con la
lactancia, madre y bebé se fusionan, pero el padre también necesita estar ahí. Hay
estudios que revelan que los cachorros reconocen la figura masculina, aun sin
abrir los ojos reconocen su voz. Aquellos bebes que inician su desarrollo sin
su padre son diferentes a los que tienen la figura masculina, este es un
vínculo particular.
El esquema familiar influye, las mujeres crean una red de
apoyo entre ellas que es algo rico y valioso, pero ese tejido no incluye al varón
y termina por anularlo, lo expele y los varones no estamos suficiente
apoderados de nuestro espacio privado, explica Hernández.
Debemos reconocer que en el espacio público caraqueño estamos
empezando a ver hombres que van solos con su bebe, aunque es una minoría, es un
cambio, afirma el profesor. El rol de proveedor material no es suficiente,
entonces es cuando el varón asume responsabilidades propias como ir a la
consulta de los niños, cambiar pañales, cocinar o limpiar la casa.
En Venezuela se está generando un nuevo modelo de padre,
reconociendo distintos patrones del rol del varón. En las cárceles también hubo
un despertar grupos de varones pidiendo ver a sus hijos. Modelos y ejemplos a
seguir distintos al impuesto por la cultura patriarcal, concluye Hernández.
Algunas intervenciones...
Mildred Cedeño: ¿Es posible la existencia de la pareja en la
sociedad actual? En la tesis que está realizando en la Facultad de Educación de
la Universidad Central de Venezuela, junto a otra compañera, plantean que la
mayoría de las madres venezolanas permanecen en conexión con sus bebés,
mientras el padre parece no existir. Esta situación es lo que se denomina como
matricentrismo, quiere decir que la familia está centrada en la madre porque
está conformada solo por madre e hijos mientras el hombre solo permanece como
proveedor y progenitor. Por su parte, es muy normal observar la poliginia en
los hombres, ellos tienen varios hijos de diferentes mujeres y en muchos casos
no se encargan de ninguno.
Eluisana Rodrigues: ¿Después del sexo es posible pensar en una pareja
y no solo en la procreación?, continúa con el planteamiento anterior y resalta que
la mayoría de los hombres no se conciben como padres, sino como hijos, siempre
van a tener una relación con su mamá y la familia siempre va a ser su mamá y no
su pareja. Desde la tesis que están desarrollando, plantean que el sexo para
las mujeres es la posibilidad de convertirse en madres, ya que no se perciben
como mujeres, sino como madres y muestra de ello es la elevada cifra de
embarazos adolescentes que existe actualmente en Venezuela.
Alice Peña: Existe una tendencia que valora diferente el día
del padre al día de la madre. Debería ser el mismo día para los dos. La familia
ha cambiado a pesar de la impronta histórica colonial, la presencia de la mujer
se ve más necesaria que la del hombre. La educación de la mujer venezolana es
que tenga un hijo para no estar sola. Yo no tengo un hijo pero no me ha hecho
falta en mi vida. Creo que deberíamos ver la unidad de padre y madre. Hoy vale más
pensar en que es la comunidad la que educa y desechar el pensamiento
capitalista que plantea: “solo mi familia” es ver que en nuestras comunidades
se ha perdido un el elemento de solidaridad por culpa del modelo neoliberal,
antes, las amigas y las abuelas de la comunidad pudieron haber participado en
la crianza. Llegamos a decir niños de la calle, como si no fueran nuestros y yo me pregunto si no tendrán padres y
madres, familia en la comunidad. Una sociedad perversa asume la indolencia
sobre estos seres. En los barrios hay distintas familias que pueden enseñarle
los aspectos necesarios para una crianza positiva y real.
Las mujeres tampoco sabemos qué hacer con los fluidos de los
hombres y ¿cómo es posible si el sexo es una unión de amor y placer? Estamos
viendo las relaciones de manera de uso y desecho, se está olvidando la
importancia real del acto sexual.
Las circunstancias históricas modifican la realidad, el
padre-madre. Al hombre se le asigna el poder y a la mujer la solidaridad, son
términos que no le pertenecen a ningún género, hay que ganar espacios para
ambos. Las diferencias nos hacen complementarnos.
Cheo Romero: Hay una hipocresía y una doble moral, una para las mujeres y otra para los hombres. Mi experiencia como padre me ha hecho crecer mucho porque antes no entendía nada sobre estos temas, ahora asumo, sin ninguna vergüenza mi rol como padre y esposo afectivo que sostiene, cuida y da amor. La mayoría de parejas que conozco se separan durante
el puerperio, esta etapa es una prueba de fuego para las parejas porque muchos hombres quedan excluidos mientras la madre se concentra en su relación
con el bebé, es aquí cuando es fácil para ellos buscarse otra mujer porque
esto es aceptado moralmente por la sociedad. La hipocresía se rompe ventilando estos
temas.
Jenny Soto: La imagen ideal y del éxito que se proyecta del hombre está relacionada con la violencia, con la fuerza física, con el poder, con la poliginia y no con los afectos y la paternidad responsable. En el feminismo venezolano se está considerando tanto el rol de la mujer como del hombre y el maltrato de los dos en la sociedad. a los hombres se les violenta su derecho a expresar sus emociones y sensibilidades.
Mollie Aguirre: Los roles que asumimos como padres y madres están condicionados por una ideología que está presente en todos los espacios de socialización, donde se va perfilando nuestra conducta como padres y madres, empezamos desde la familia y luego en la escuela la consolidamos. Es importante reconocer esto para iniciar un cambio y no caer en el reduccionismo de echarle la culpa al individuo, pues así invisibilizamos a los verdaderos responsables. Para construir una nueva ma-paternidad debemos reconocer nuestro acervo cultural de forma crítica y desmontar los valores que legitimamos.
Salomé Da Silva: El matricentrismo es una forma de patriarcado, esa cultura mantiene el sistema capitalista. Si hay mujeres machistas es porque la sociedad las educa para formar a sus propios opresores.
Mollie Aguirre: Los roles que asumimos como padres y madres están condicionados por una ideología que está presente en todos los espacios de socialización, donde se va perfilando nuestra conducta como padres y madres, empezamos desde la familia y luego en la escuela la consolidamos. Es importante reconocer esto para iniciar un cambio y no caer en el reduccionismo de echarle la culpa al individuo, pues así invisibilizamos a los verdaderos responsables. Para construir una nueva ma-paternidad debemos reconocer nuestro acervo cultural de forma crítica y desmontar los valores que legitimamos.
Salomé Da Silva: El matricentrismo es una forma de patriarcado, esa cultura mantiene el sistema capitalista. Si hay mujeres machistas es porque la sociedad las educa para formar a sus propios opresores.
Como sociedad podemos crear espacios socioproductivos, donde además podamos desarrollar relaciones y eliminar la división sexual del trabajo como una forma de liberación de la mujer.
Eluisana Rodrigues: Es muy difícil pensar la paternidad desde la
familia matricentrada, donde la madre excluye al padre por diferentes razones.
Estudiando la Historia de vida de Felicia
Valera del autor Alejandro Moreno, nos hemos dado cuenta que sus análisis
han quedado cortos, pero si demuestra que hay cabida para el padre “matriado” y
que ha decidido ser parte de la vida de su hijo.
Mildred Cedeño: Mientras más formadas profesionalmente,
menos tendencias tenemos las mujeres a ser madres. El sistema capitalista ha
formado a la madre y a su hijo como actores para el proletariado, para el
control social. No necesitamos más madres, sino mujeres. La barriga es una
forma de protegerse y de realizarse como mujer, el hombre no debe ser solo hijo
sino padre y esto se basa en cómo nos educamos. El sistema capitalista nos ha
torturado, dice que necesitamos más pobres que trabajen para el capitalista, lo
importante es que esas madres se sientan mujeres preparadas. La madre puede ser
mujer y el hombre padre.
BUENISIMO que se discutan estas cosas en la universidad 20 puntos chicas
ResponderEliminar