Actividades en Venezuela |
América latina y el Caribe
acompañan esta actividad año tras año. Diferentes organizaciones realizan
eventos públicos para fomentar consciencia en las familias y generar el cambio
de paradigma de los partos medicalizados, violentos, indignos y humillantes al
paradigma humanizado que respeta el funcionamiento natural del cuerpo humano y
promueve el encuentro amoroso entre el binomio madre-bebé.
Ni
cesárea innecesaria, ni pitocin, ni anestesia epidural
La Red Latinoamericana y del Caribe para la
Humanización del Parto y el Nacimiento,
Relacahupan, señala que son pocas las cosas que necesitan las mujeres en el contexto
del parto normal: “silencio, intimidad y protección”. Los estudios científicos
modernos indican que lo primero que se debe entender es que el trabajo de parto
es un proceso involuntario y que las contracciones uterinas están relacionadas
directamente con la secreción de oxitocina, hormona que se segrega en
condiciones de tranquilidad y relajamiento. También conocida como la hormona
del amor, según el médico cirujano y partero Michel Odent, por liberarse
siempre en situaciones placenteras, como el acto sexual, el trabajo de parto y
la lactancia.
La oxitocina se produce en la estructura cerebral más arcaica
de los mamíferos, denominada hipotálamo, el cual libera hormonas a través de la
glándula pituitaria o hipófisis. A su vez la oxitocina estimula la producción
de endorfinas que ayudan a disminuir el dolor.
Esta condición es común en
todos los mamíferos, de hecho podemos observar que los animales eligen lugares
seguros, oscuros e íntimos para dar a luz a sus crías. Si a los seres humanos
se nos permitiera una mayor conexión con nuestra intuición, hiciéramos lo
mismo.
Esta secreción de hormonas
durante el parto sucede en la medida en que no se intervenga este proceso en la
mujer. Si ella siente miedo, está tensa o estresada, subirán los niveles de
adrenalina, hormona que produce el cerebro neocortex y que despierta el lado
racional e intelectual del ser humano. La adrenalina es antagónica con la
secreción de oxitocina, necesaria durante el trabajo de parto.
La adrenalina se segrega
naturalmente solo en los instantes previos a la fase de nacimiento. Es
justamente en este momento cuando esta hormona es necesaria para proporcionar a la mujer la fuerza para las contracciones
finales, para las posturas y movimientos que facilitan el nacimiento y para la
protección de su bebé una vez que ha nacido.
Nada es más importante que el contacto inmediato de la madre con
su bebé
Al ocurrir el nacimiento se
dispara nuevamente una gran cantidad de oxitocina, tanto en el bebé como en la
madre, que estimula en ella la conducta maternal y de protección a su cría, por
consiguiente se produce un encuentro profundamente amoroso y placentero entre
ellos. Este aumento de oxitocina que se favorece con la lactancia materna
oportuna, evita hemorragias en la madre y facilita la expulsión de la placenta.
Este proceso es interrumpido e impedido cuando madre y bebé son separados para
practicarle al recién nacido una serie de rutinas innecesarias en la mayoría de
los casos como la aspiración nasal, la aplicación de vitamina k y de colirio,
el baño, pesarlo y medirlo, etc.
Es
indispensable que madre y bebé permanezcan juntos inmediatamente después del
nacimiento. Esta interacción resulta muy positiva para la salud de ambos. El
contacto piel a piel y el inicio exitoso de la lactancia materna le permite al
bebé recibir los anticuerpos que le previenen de enfermedades y fortalece el
vínculo afectivo entre ellos, así se promueve el inicio de una relación amorosa
que durará para siempre, por tal razón se debe evitar distraer a la madre de su
atención al bebé durante la primera hora después del nacimiento.
Existe una
relación directa entre la violencia aplicada en los `partos y nacimientos y la
violencia que se manifiesta en nuestras sociedades modernas ya que esta
violencia aplicada a los neonatos marcará su relación con el resto de la
sociedad.
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