Texto de Susan Linn*
La ciencia moderna nos ha demostrado lo que l@s niñ@s
necesitan para un buen desarrollo: abrigo, alimento y la presencia de adultos
que se preocupen por ell@s. Necesitan usar todos los sentidos para explorar el
mundo a través de juegos activos y creativos, en solitario y también con otros niñ@s. Necesitan tiempo
junto a la naturaleza.
Sin embargo, tienen una cosa que no necesitan: el asedio
de la publicidad. El comercio que busca solo el lucro no es la única amenaza para el bienestar de l@s niñ@s
que son vistos como consumidoras dificultando su crecimiento y desarrollo. La
obesidad infantil, la sexualización y la violencia entre l@s jóvenes son
problemas ligados a la publicidad y al marketing. Así como el materialismo
excesivo y el distanciamiento de juegos creativos tan esenciales para el
aprendizaje. Sin embargo, hoy permitimos que los anuncios publicitarios tengan
acceso ilimitado a nuestros hij@s.
L@s niñ@s
tienen el don de ver alegría y significado en cosas que no pueden ser compradas
como la amistad, la creatividad, el amor y la naturaleza.
El asedio de la publicidad infantil viene creciendo desde la década de
1980, cuando las empresas consiguieron hacer valer sus intereses, flexibilizando
la regulación de los espacios de TV dedicados a l@s niñ@s, limitando mucho el
poder de gobierno para regular la publicidad infantil en los EUA. Hoy, las
empresas gastan billones en publicidad infantil y contratan psicólogos especializados
con el objetivo de profundizar en técnicas utilizadas en los anuncios y
explorar las vulnerabilidades de estos seres en desarrollo. Además de eso, las
nuevas tecnologías son tan sofisticadas
e invasivas que incluso pueden ser adaptadas para atender intereses y deseos
individuales. La publicidad se hace omnipresente en la vida de muchos niños y
niñas.
Investigaciones comprueban que es falso el argumento de que la publicidad
que tiene público infantil como objetivo ayuda a que los niñ@s sean
consumidores más críticos. La verdad es que tal exposición les estimula valores
materialistas y el resultado de eso es el consumo excesivo. L@s niñ@s aun no
tienen desarrolladas las capacidades cognitivas necesarias para juzgar los
anuncios publicitarios con madurez y eso los torna más vulnerables que los
adultos a la publicidad, que ya son bastantes vulnerables a ella.
L@s niñ@s necesitan aprender a gerenciar
el consumo, no a ser consumidor@s. Eso se aprende mejor a través de las
oportunidades de ver alegría y significado en cosas que no pueden ser compradas
como la amistad, la creatividad, el amor y la naturaleza. L@s niñ@s necesitan
de tiempo en espacios sin publicidad para que puedan desarrollar recursos
internos esenciales para diferenciar la demanda publicitaria de la realidad –
el raciocinio crítico, una vida interior más rica y un autoconocimiento sin
ninguna relación con cosas que puedan ser compradas.
Extraímos este texto del la página Web Infancia Livre de Consumismo
Traducción al español: Jenny Soto
Traducción al español: Jenny Soto
*Susan Linn es, entre otras cosas, psicóloga infantil y
directora del movimiento Campaign for a Comercial-Free Childhood (CCFC) y es
autora de los libros: Niños de consumo – la infancia robada y En defensa de
hacer cuenta - preservar el juego en un mundo dominado por la
tecnología.
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