martes, 18 de octubre de 2011

Lucha contra la violencia

Parto y nacimiento humanizados garantizan un mundo de paz

“El mundo se puede cambiar humanizando el parto y el nacimiento, estoy segura de eso, es fácil darse cuenta que los niños nacidos de esta forma, son más serenos, su desarrollo psicomotor es más avanzado, son más atentos y curiosos, aprenden más rápido, son más amorosos, tienen autoestima y valores”, así lo manifiesta Sumiré Vivas, facilitadora prenatal.


Por: Jenny Soto



El Hospital José María Benítez, ubicado en La Victoria, Estado Aragua es la única institución en Venezuela que ofrece la posibilidad de parir en agua de forma gratuita (Foto: cortesía Sumiré Vivas)

El nacimiento es el momento más determinante en la historia del ser humano y como tal debe ser respetado, tratando a la madre y al bebé como seres humanos y no como un producto, valorando sus necesidades emocionales y la capacidad de la mujer para parir.

Se ha generalizado una actitud en los médicos que ha hecho de la obstetricia un negocio millonario, al que le conviene mantener a la mujer bajo total ignorancia y pasividad, para poder realizar más cesáreas, acelerar los partos y así poder atender muchos más, inclusive programados a su conveniencia, lo cual representa una jugosa ganancia para ellos.

Sólo la tríada madre, padre y bebé son los protagonistas, por lo tanto, la pareja debe decidir cómo quiere parir, así lo sostienen la obstetra Haydee Pacheco y la facilitadora prenatal Sumiré Vivas, pioneras del parto humanizado en el estado Aragua.

Parto para la unión

“Parí en el agua y fue una experiencia increíble. Ese día decidí que mi pareja, mi mamá y mi papá me acompañaran, mis padres no creían en esta forma de parir y estaban un poco molestos, pero ahora cambiaron, estamos más unidos y hablan de mi con mucho orgullo”.

Este es el testimonio que le cuenta Desiree Sánchez de 21 años, a un grupo de padres que asisten a un curso prenatal, su bebé vino al mundo hace un año en el Hospital José María Benítez, ubicado en La Victoria, estado Aragua, único centro a escala nacional que ofrece la posibilidad de parir en agua de forma gratuita. Iniciativa que se ha logrado levantar gracias al esfuerzo y la constancia de Pacheco y Vivas, luchadoras por la humanización del parto y el nacimiento.

Vivas asegura que la agresividad y la falta de valores humanos tienen que ver con la violencia obstétrica y la gran cantidad de cesáreas innecesarias que se realizan a escala mundial, además del alto índice de alimentación artificial (fórmulas lácteas).

“Cuando humanizamos el nacimiento estamos acercando más a la familia y favoreciendo el apego entre madre y bebé, de este modo se incrementa la posibilidad de que de los niños reciban lactancia exclusiva por 6 meses y de forma complementaria hasta los 2 años o más, los beneficios de esta práctica se observarán en la medida en que los hijos e hijas vayan creciendo”, afirma Vivas.

Lo contrario al parto humanizado es la medicalización violenta que se le aplica rutinariamente a las madres y bebés, procedimiento generalizado que se considera normal con la promesa de un parto “sin dolor” y que favorece el multimillonario negocio transnacional de los medicamentos, cuando en realidad se le está negando la posibilidad a la mujer de parir naturalmente, de forma placentera y de garantizar el nacimiento de un mejor ser humano para la sociedad.
La familia de la pareja puede ingresar a la habitación en el momento en que esté naciendo el bebé

Han atendido 168 partos en agua en 4 años

“Parí con placer, no me hizo falta sutura, ni enema, ni anestesia, ni pitocín (droga que se usa para inducir el parto), amamanté a mi hijo inmediatamente, además encontré cariño y comprensión en Haydee y Sumiré. El obstetra que me trataba antes me había recomendado cesárea, cuando en realidad no lo necesitaba”. Testimonio de Daniela Linares, estudiante universitaria de 18 años.

Sumiré Vivas lleva la cuenta, registra con fotos y vídeos cada parto, hasta la fecha van 168 nacimientos, todos exitosos y sanos, afirma orgullosa que tienen un saldo de 0 episiotomías (corte que se realiza innecesariamente en el periné de las parturientas y que causa mucho dolor). El 90% de las mujeres que atienden son primerizas que tienen entre 14 y 43 años de edad, todas han disfrutado su parto y se les ha brindado el derecho a decidir cómo quieren parir, de forma vertical, en el agua o en la cama.

“Aquí llegan las mujeres cabizbajas, deprimidas y es hermoso ver como van creciendo a través de la formación prenatal, esto permite que su autoestima vaya aumentando porque se dan cuenta de que los cambios que experimentan son normales ya que no son las únicas que sienten depresión o que se le hinchan los pies”, expresa Vivas.

Un equipo multidisciplinario asiste integralmente a las madres en el hospital José María Benítez, hay una nutricionista y una psicóloga para atender especialmente a las mujeres que tienen problemas con su pareja, también cuentan con consejería en lactancia materna y cursos de formación prenatal al que asisten en familia.

Gracias al servicio de parto humanizado en el agua, este centro de salud cuenta con el reconocimiento internacional del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, que lo nombró como “Hospital Amigo del Niño y la Lactancia Materna”.


La obstetra Haydee Pacheco asiste a la pareja embarazada y para evitar que la mujer sienta que está en un hospital no utiliza uniforme de médico (Foto: Archivo)


Sumiré Vivas dicta los cursos de formación prenatal (Foto: Jenny Soto)


Las parejas asisten al taller de preparación prenatal en el que se abordan temas como la sexualidad durante la gestación, mitos del parto natural, lactancia materna, cuidados del recién nacido, alimentación y posturas para el trabajo de parto (Foto: Jenny Soto)


La mujer tiene el derecho a decidir como quiere parir


El parto convencional utiliza una serie de protocolos que no necesita la mujer y que la violentan, por eso el parto humanizado se realiza sin anestesia, enema, rasurado y ayuno. Las madres están siempre acompañadas, preferiblemente por la pareja, pero ellas son las que finalmente deciden quien las calmará y le realizará los masajes que necesitan, además se permite que los niños y niñas observen el nacimiento de sus hermanitos.


La obstetra no participa activamente en el parto, quien recibe al bebé es el padre que se encuentra dentro de la bañera con la madre, el obstetra debe respetar el tiempo de cada mujer para parir y sólo estar pendiente si la pareja necesita algo, lo importante es darles intimidad para que disfruten de ese momento único en sus vidas que representa la culminación del acto sexual.





El recién nacido no debe ser separado de la madre

A los bebes sólo los pesan y los miden delante de la madre en el mismo sitio donde nació y se lo entregan inmediatamente para que lo amamante. Vivas explica que no se le debe provocar el llanto al recién nacido permitiendo que permanezca conectado a su madre a través del cordón umbilical hasta que este deje de latir, esta es la forma en que los bebés reciben oxígeno al nacer, eso explica por qué no se ahogan en el agua.


La obstetra Pacheco sigue un protocolo para no maltratar al bebé, por ejemplo, no se le aspira la nariz, no se le coloca colirio ni antibiótico en los ojos, pues si la madre se hizo un examen de orina, una citología y está sana, no hay necesidad de abrirle los ojos a la fuerza al bebé, porque así se le agrede, tampoco se le coloca vitamina K que supuestamente evita hemorragias en el niño, “eso es igual a la episiotomía que se le hace a la madre para evitar que se desgarre. Las agresiones que le son practicadas a la madre son similares a las que se le hacen al neonato en los cuidados de recién nacido”.

Las habitaciones para parto humanizado no están diseñadas en función de un número de pacientes, ni en función del obstetra. El ambiente es cálido, está decorado con figuras infantiles, no hay reloj, ni instrumentos médicos a la vista y la mujer puede escoger la música que más le guste para ese maravilloso momento. En el Hospital José María Benítez cuentan con 2 habitaciones de este tipo.

También disponen de una silla especial en caso de que la madre prefiera parir fuera del agua


Multiplicadores del parto humanizado

Vivas asegura que para implementar centros de atención para el parto humanizado, no hace falta una gran infraestructura, “nosotras somos un ejemplo real de que no hacen falta 4 paredes y una piscina para atender un parto humanizado, lo más importante es la orientación con la que actúa el personal de salud, sin embargo, los médicos ya graduados, con cierta cantidad de tiempo ejerciendo la obstetricia de manera convencional, no lo harán distinto a menos que comprendan la filosofía del parto humanizado y cambien, como lo hizo la doctora Pacheco quien ha tenido que soportar incontables críticas por parte de sus colegas. Lo más conveniente es formar al estudiante de medicina desde el principio, con la visión del parto humanizado”.

Vivas considera que se debe incluir la humanización del parto en los pensum de estudio de las instituciones educativas. En el hospital José María Benítez se forman actualmente estudiantes de medicina de la Universidad Bolivariana de Venezuela, de la Universidad de Carabobo y de la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos, estos últimos son formados por la doctora Pacheco para el parto humanizado y la lactancia materna.

“Ellos se enamoran del parto humanizado, pelean por los derechos de las mujeres en las salas de parto y llegan frustrados porque ven como los doctores tratan a las parturientas de forma violenta”. Afirma.

Vivas piensa que en Caracas son las embarazadas las que tienen que demandar el cambio, porque si se tiene la necesidad se crearán los servicios, por ejemplo, “si una mujer llega con su doctor y le exige un parto humanizado, él la va a remitir con otro si no está de acuerdo, pero cuando ese obstetra haya perdido un número significativo de partos para atender, va a empezar a considerar realmente la opción de cambiar y va a tener que ofrecerle a las mujeres lo que ellas quieren y necesitan”.

Vivas se refiere al sector privado, sin embargo, en el sector público es más difícil aun. Caracas no tiene como ofrecer un parto humanizado si las mujeres no se empoderan de la ley y de los espacios. “Hay que recuperar la sala de parto humanizado del Hospital Materno Infantil de Caricuao, ese proyecto se abandonó porque el parto humanizado tiene muchos detractores”

Otro aspecto importante es que la mujer en gestación reciba preparación, porque de otra forma es difícil luchar contra la cultura de la cesárea, “la gente no sabe el riesgo que se corre en un quirófano y hasta la familia lo recomienda porque cree que es lo mejor para la parturienta, pero cuando se les muestra un video de lo violenta que es una cesárea, cambian su postura y manifiestan que no es lo que quieren para sus hijas o esposas. De hecho, las mismas mujeres que han experimentado una cesárea, no saben lo que es esto, solo ven la herida por fuera”.

“Una mujer que se prepara, es capaz de refutarle a cualquier persona con propiedad por qué no debe practicarse la pelvimetría (procedimiento que se realiza para medir el diámetro de la pelvis y que conlleva riesgos por el uso de radiación) , por qué debe darse lactancia exclusiva, por qué no se le deben madurar artificialmente los pulmones al bebé, etc., tiene como defender mejor sus convicciones”, Vivas recomienda buscar cursos prenatales porque la información es lo que les da a las madres la libertad de decidir cómo quieren parir.

¿Alguna vez nos hemos preguntado como parían las mujeres antes de la obstetricia?

La obstetricia que conocemos hoy en día empezó a desarrollarse a mediados del siglo XVIII, así poco a poco se fue incorporando el uso de fórceps, suturas, cesáreas y anestesia. Antes de esto, la mujer fue capaz de seguir su instinto para poder parir de forma natural, según investigaciones, la postura para el parto que se utilizaba era de forma vertical, bien sea de pié, sentada bajo el agua o agachada, lo cual tiene que ver con respetar la fisiología de la mujer. Muchas tribus indígenas de nuestro país conservan esta forma de parir, como las Guajiras y las Yanomamis, quienes hacen de cada parto una reunión social entre mujeres.

Con la creación de la obstetricia los hombres empezaron a asistir el parto, se impuso el cambio de postura vertical por la horizontal, con las piernas abiertas hacia el médico para que este pueda controlar el parto de forma activa, pues como el ha estudiado se le considera “experto”, mientras que la mujer pasó a un papel pasivo, reflejo de nuestra sociedad patriarcal que le impone a la mujer guardar obediencia al hombre.

Esta postura coloca a la mujer en posición de inferioridad, de este modo el médico con la cesárea y el fórceps en mano se convierte en el que “pare”, realizando así un “excelente trabajo”, mientras deja atrás un binomio madre-bebé que no ha podido conocerse en el trabajo mutuo del parto. Para ambos ha sido una experiencia traumática y dolorosa, el bebé siente desconfianza del mundo al que acaba de llegar y que de entrada lo ha maltratado, la madre queda desolada con esta experiencia considerándola normal y el padre, fuera de la sala de parto, es condenado a ejercer la paternidad a distancia. De esta forma negativa y violenta se inicia una relación que será así para siempre.

A finales del siglo XX, las mujeres han vuelto a tomar conciencia de su situación y están empezando a informarse, a exigir y a decidir como quieren parir, además existen médicos que han adoptado una nueva filosofía con respecto al parto, la lactancia materna y la crianza.

Eva Gundberg, pionera en el parto vertical en Venezuela, expresa en su libro “El Placer de parir” que para cambiar la sociedad se debe empezar con el embarazo y el parto, “cada sociedad tiene la modalidad que se acerca a su filosofía. Las grandes maternidades, tipo fábricas, son características de nuestra sociedad industrial, donde cada parturienta es un número y cada niño es un producto. Se toma en cuenta la estadística pero no la experiencia personal”.

Testimonios de nuevas masculinidades y paternidad protagónica

“Nuestra labor como hombres no es solamente engendrarlos, tampoco termina con el nacimiento del niño, ahí apenas comienza. Cada vez más los padres buscamos un parto humanizado en el que podamos participar. Y no es cuestión de dinero, es la calidad que le podemos ofrecer a nuestro hijo. Ya me comprometí a cuidar a mi bebé yo solo, mientras mi esposa va a sus clases”.
José Andrade

“Le recomiendo a los padres que disfruten el momento, debemos ser valientes. Darle afecto al bebé todo el tiempo y a pesar de las situaciones difíciles con la pareja, tenemos que hablar siempre y llegar a acuerdos para cuidar al bebé entre los dos”.
Darwin Espinoza

“Muchas veces me quedo solo cuidando al bebé, mientras mi pareja realiza sus actividades individuales y lo disfruto muchísimo, poco a poco he aprendido a atenderlo y a conocerlo”.
Alfredo Sánchez


Conoce experiencias de parto humanizado en el Hospital José María Benítez http://bit.ly/vXOH2m

2 comentarios:

  1. Me parece la mejor opción para traer a un bebe al mundo sin tanto atropello hacia el y hacia la madre. aun no tengo un hijo pero cuando me embarace sin duda va ha ser mi primera opción.gracias por existir

    ResponderEliminar
  2. me parece la mejor opción para traer un bebe al mundo sin tanto atropello tanto para el como para le madre. aun no tengo hijos pero sin duda cuando logre tenerlo sera mi primera opción. gracias por existir..

    ResponderEliminar