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El Nacimiento de Abril

Empoderada y Llena de amor

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lunes, 16 de septiembre de 2013

Nacimiento de Abril

Empoderada y llena de amor
Por Jenny Soto
Fotos: Inés Pérez Wilke

Pasé la noche en trabajo de parto, silenciosa, dormí a ratos, ya sentía las oleadas de expansión de mi útero. A las 6am no aguanté continuar en cama, me levanté y estuve en el sillón de la sala, quieta y serena. El sol empezaba a salir y auguraba un lindo día, claro y tibio. En seguida le dije a mi madre: “creo que Abril escogió nacer hoy”, ella me preparó una taza de avena, luego le avisé a Cheo, mi compañero, el acomodó la casa y preparó la comida para la bienvenida de nuestra hija, se esmeró en hacer una sopa bien cargada.
 Como era domingo muy temprano no quise despertar a mi médico aún, hice tiempo dándome una ducha de agua tibia y conversé con Abril, le dije que estaba dispuesta a recibirla, que justo era la fecha que habíamos acordado desde hace meses, me alegré con esta señal de conexión 
entre nosotras. Quería vivir intensamente ese día y recordarlo para siempre, en pocas horas estaría acariciando su piel suave y dándole mi pecho.                                                                        
A las 8am le avisé mi médico, Beltrán, a mi doula, Maritza, y a mi amiga Inés, quien hizo fotos y videos. Todos llegaron a casa alrededor de las 10 am. Yo quería disfrutar al máximo las subidas de oxitocina que como una flor abrían el canal de nacimiento de mi hija. El afecto de Inés, los masajes de Maritza y la musicalidad y amor de Cheo disipaban el dolor, siempre alguno de ellos estaba a mi lado, cuando no, yo misma tuve la capacidad de abstraerme y visualizar como mi cuerpo se dilataba. Respiraba, meneaba mi pelvis, vocalizaba y sentía la explosión de oxitocina que invadía mi cuerpo entero.
Nadie se esperaba su nacimiento tan pronto hasta que grité con una voz ancestral que estremeció las paredes ¡va a nacer Abril!  Deseaba profundamente estar con Cheo, su papá, mi amor, el acudió y me acompañó mientras mi cuerpo se movía. Simplemente seguí mi intuición, grité como nunca,  profundo, era un sonido telúrico proveniente de mi conexión con la madre tierra que  me daba fuerza. De repente se nubló mi visión y seguí entregada a ese torbellino de sensaciones.
Me puse en 4 puntos y nació mi Abril en la sala de la casa, a eso de las 11: 15 am. La bolsa de aguas se rompió al nacer. En ese tránsito a la vida y a la transformación tuve fuerza y energía, a la vez calma y suavidad con mi niña que atravesaba su túnel hacia este mundo. Yo no pensaba en nada, solo sentía intensamente.  Sus ojitos encandilados querían mirar en medio de tanta luz, yo le ofrecí mi voz, mi piel y nos fundimos en un solo abrazo, Abril, su padre y yo, los 3 enamorados, plenos, placenteros, infinitamente felices, allí en la intimidad de nuestro hogar rodeados de gente querida. Celebramos el nacimiento con un té de hierbas que trajo Maritza.
Con mi niña en brazos y aun conectadas por el cordón umbilical esperamos a que el mismo cuerpo expulsara la placenta y le diera toda su sangre al cuerpo de Abril antes de que papá cortara el cordón. Enseguida hicieron una impresión de la placenta sobre papel, luego papá y yo bebimos un batido de frutas con un trozo de la placenta fresca, el órgano que me conecta con mi memoria ancestral, que tiene forma de raíz, de árbol, de caminos.
Sentí el parto como un quiebre, ciertamente unos días antes sentía como si se acercara alguna muerte, la ansiedad me invadía, pero era la muerte de una parte de mi ser, nacía de mi una mujer nueva, más consciente, espiritual y mas fuerte.
Nunca antes había experimentado tanta libertad, poder, autonomía, felicidad, tanta armonía y unión en mi familia. Ser madre me ha inspirado a querer gritar a los 4 vientos que !las mujeres podemos parir! Podemos decidir cómo hacerlo, la mayoría de los partos no requieren intervención médica, de este modo podemos parir la sociedad pacífica que queremos. Esta es la verdadera revolución del amor.
El padre que se conecta









Una doula amorosa siempre es importante


piel a piel

Mi hija mayor, Mora, papá, Cheo y la recién nacida, Abril