miércoles, 26 de marzo de 2014

En mis andares de Doula


A la luz de la Luna Llena: Elías

Por Jenny Soto Doula

Desde que tu mamá y yo nos conocimos hubo mucha empatía, ella me pidió que fuera su doula en tu nacimiento y encantada acepté. Siempre la percibí feliz contigo en su vientre, con una sonrisa al hablar de ti. Hoy lunes de luna llena empezó a avisarme desde las 6 de la mañana que las contracciones eran seguidas, imaginé que ella no durmió mucho y que sería el día de tu nacimiento.
.
Desde el pasillo de la clínica escuché los gemidos de tu mamá y al entrar a la habitación me encontré con tu papá y tu tía, la gemela de tu mamá, ellos estaban ayudando. Habían creado un ambiente divino: incienso, velas, música suave y luces bajas. Yo saqué una barra de cacao para hacerle un masaje a tu mamá, tu tía muy atenta, aprendió pronto. Pronuncié algunas palabras para dar aliento y fuerza. A las 4 pm ella tenía 9 cm de dilatación, había avanzado muy rápido y sus gritos tenían ese particular sonido telúrico que anuncia la coronación.
Vi que tu mami sentía mucho dolor. Le dije que no podíamos evitarlo, pero si aceptarlo, sobrellevarlo y agradecerle. Hicimos visualizaciones en las que transformábamos el dolor en alguna cosa manejable y también algunas afirmaciones para contactar con el don de la naturaleza y el poder del parto. Tu papá estuvo siempre muy cerca de tu mami, sosteniéndola y palabreando con ternura, conectándose profundamente.

Llegó un momento en el que mamá estaba muy agotada, se quejaba del dolor en el coxis y el aro de fuego en la vagina empezaba a arder, así que hicimos varios cambios de postura y movimientos para apoyar a los desplazamientos de la pelvis. Estábamos en la última fase, en la que se necesita entrega, apertura, concentrarse en soltar, en dejarse ir. Ella demostró sus habilidades para sostener su pensamiento firme y manejar su proceso.
El médico entró a la habitación y le pidió a tu mamá incorporarse en la cama para chequear los latidos de tu corazón, pero venían contracciones seguidas. El equipo médico se apresuró para presenciar tu nacimiento, luego se fueron retirando, volvimos a bajar las luces y justo allí vi como coronabas. El médico le decía a tu mamá que te sacara, que ella misma podía, el intentó ayudar, pero ustedes hicieron todo el trabajo. Al salir tu cabeza el médico advirtió que traías una circular del cordón umbilical, el simplemente lo apartó y tu cuerpo terminó de salir.

Eran las 6:56 pm. A pesar de la oscuridad buscabas fijamente la mirada de tu madre, era como si a través de tus ojos le mostraras el universo entero y le estuvieras agradeciendo por haber sido tu canal hacia este cielo. Vi lágrimas de emoción en los ojos de tu tía, me dieron ganas de abrazarla, a papá se le vía muy enamorado y yo tuve la dicha de acompañarlos en este encuentro amoroso.

Mamá te dio calor de su propio cuerpo durante el alumbramiento de la placenta. Papá cortó el cordón umbilical y después te acompañó como un guardián mientras el pediatra te observaba, pesaste 3.3 kg y mediste 50 cm. No hizo falta otra rutina. En breve estuviste de vuelta a los brazos de tu madre, con los sentidos activos, explorando su olor, mirando, escuchando, probando la piel por primera vez.

Estuve una hora más hasta que me retiré feliz, contagiada de oxitocina. También iba a buscar a mi bebé para darle amor a través de mi pecho y contarle una nueva historia.

0 comentarios:

Publicar un comentario