lunes, 26 de mayo de 2014

La devastación del Patriarcado

La Carencia y la Castración del Deseo Materno

Por Jenny Soto

En palabras de la escritora Casilda Rodrigañez:Con el 'deseo' nos referimos de manera específica a la pulsión sexual de los seres humanos. Es la pulsión vital humana, el deseo de placer y de complacer (placer con) que brota del cuerpo, con una función de regulación propia. Es la pulsión que desarrolla nuestra capacidad orgásmica, de amar y nuestra sexualidad que es específica y que está muchísimo más desarrollada que en ninguna otra especie animal.”

Mientras el ser humano está en el útero materno solo conoce el bienestar, el placer, el alimento continuo, el cuerpo caliente y acuático que lo envuelve. El ser humano viene dispuesto para una enorme producción de deseo si se mantiene la continuidad del vínculo a través de la mirada, el tacto y el acoplamiento de los cuerpos. De esta forma hay empoderamiento y placer. Si por el contrario, hay ausencia, frio y violencia ocurrirá la castración tanto de la madre como de la cría y se necesitará mucho esfuerzo para restaurar el vínculo posteriormente.

Al separar a la madre y al bebé aparece la carencia. “el miedo a volver a carecer está servido, el deseo se transforma en miedo a carecer”, acierta Rodrigañez. Empezamos a vivir con la angustia de que algo parecido va a pasar una y otra vez. La historia de socialización que así se construye desde el nacimiento es una historia de represión que va privando nuestra producción de deseo. Lo que se aprende de esa situación es a relacionarnos desde el miedo a carecer y no desde el placer y la satisfacción del deseo. Ese aprendizaje no es consciente, queda grabado en nuestro cuerpo, en nuestras células, queda en forma de tensiones musculares, enfermedades mentales y psicológicas y repercute en todos los ámbitos de nuestra vida. “El deseo materno es la pulsión sexual que guía y regula la maternidad. Esta es la verdad de la maternidad que no se sabe o que no se dice,” afirma Rodrigañez.

        Llevamos interiorizada la represión y así el sistema forma las condiciones para la dominación y la acumulación de riquezas. La carencia y la pobreza es organizada por el sistema al castrar el deseo materno.

La maternidad es otro escenario de la sexualidad femenina

El útero es nuestro epicentro erótico, mas allá del clítoris y la vagina, no solo es un órgano para la reproducción, sino para el placer. Rodrigañez nos recuerda las investigaciones de Masters y Johnson quienes señalan que durante el orgasmo hay contracciones rítmicas de las fibras uterinas.

¿Por qué nuestros partos son dolorosos? ¿Por qué nuestras menstruaciones son dolorosas? Por la rigidez que tienen nuestros úteros, así pasamos a “estar enfermas” y a caer en manos de la medicina patriarcal. Al no tener conciencia de lo que nos sucede entregamos el poder.

El útero ha sido borrado de nuestra conciencia, la desconexión y falta de consciencia sobre nuestro propio cuerpo hace que nuestros procesos y ciclos vitales nos resulten extraños, incontrolables y dolorosos.


El cuerpo se expresa inevitablemente, tiene un lenguaje y ese dolor nos recuerda el patriarcado que pesa desde nuestras entrañas, la negación de lo femenino, el poder que debemos recuperar empieza por la conciencia de nuestro cuerpo. Al sanar nuestra feminidad recuperamos el placer. He allí como el sistema capitalista y patriarcal castra y domina.

Para seguir leyendo la obra de Casilda Rodrigañez "La represión del Deseo Materno y la génesis del Estado de Sumisión Inconsciente" visita: https://sites.google.com/site/casildarodriganez/ 

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