jueves, 29 de mayo de 2014

En mis Andares de Doula

Un Nacimiento lleno de Paz
A pesar de las historias de abuso sexual...

Por Jenny Soto

Recuerdo que Ifigenia me había contado que presentía que el 19 de abril podía nacer su bebé. Y estuvo cerca, ese día en la tarde empezó su trabajo de parto y el 20 de abril a las 8:08 am nació Paz. Durante la noche mantuvimos contacto telefónico, por su voz sabía que estaba viviendo expansiones placenteras. Ella decidió llegar a la clínica a las 6:30 am. El médico le hizo el chequeo a las 7am y vio que el cérvix estaba en 10cm. Durante esa transición se mantuvo de pié, meneándose y gimiendo suave y sensualmente. Había una música suave muy agradable y un aroma de vainilla que se desprendía de una vela. Por la expresión de su rostro me parecía que tenía orgasmos en cada expansión, la vi disfrutando, sabía que sería un nacimiento hermoso. Su pareja, Pablo, le masajeaba la espalda durante las expansiones, cada tanto iba y venía mientras acomodaba la habitación con la bañera para un nacimiento acuático.
Ifigenia muy concentrada tomaba fuerza y oxigeno con cada respiración, repetía ¡yo si puedo! le sugerí que visualizara la imagen de su bebé flotando en su vientre, girando y deslizándose hacia la luz a través del canal de su pelvis. Pronto ella pidió entrar a la bañera, ya sentía ganas de pujar. Vi que su cuerpo quería acercarse al suelo y tomar posición de parto, no dejaba de moverse experimentando posturas. Ella demostraba poder, control, seguridad, una combinación perfecta de fuerza y amor.
El saco amniótico se reventó al salir la cabeza de su bebé y el médico apartó inmediatamente una circular de cordón, notamos que había un meconio verde-marrón, pero no lo suficiente como para afectar la salud de la pequeña. Tal como lo invoca su nombre, su nacimiento fue en Paz, en silencio, hermoso, inspirador, protegido, con el espacio y el tiempo para las miradas, el tacto y el amor entre papá-mamá-bebé. Paz no tardó en beber del pecho de su madre, aun con el cordón conectado a la placenta, el apego fue instintivo, natural y mamífero.
Por bendiciones de la vida me hallaba en ese lugar sagrado acompañando el nacimiento de una nueva familia, yo me sentía hermanada con ellxs, con una profunda empatía. Estuve varias horas compartiendo y comentando sobre el parto, la crianza, el amamantar…en esa habitación había un núcleo amoroso que contagiaba. Me fui a casa cargada de admiración por los dones femeninos para sanar y convertir el dolor antiguo en poder y fortaleza.

Ifigenia es una mujer valiente que decidió confiar en Beltrán, su médico y contarle que tenía una herida de abuso sexual. Él médico consciente de las repercusiones que esto puede tener en el parto le sugirió una sesión privada con Isabella, terapeuta y maestra doula. Acompañé a Ifigenia a esa sesión medicinal y sanadora para todxs, para Pablo, para Isabella e incluso para mí.
Como mujer y madre, me gratifica acompañar la transformación espiritual que viven las mujeres en sus partos, así mismo, me complace verlas empoderadas, tomando las riendas de su vida al enfrentar las heridas del pasado, reconociéndolas y  desprendiéndose de ellas. Ese paso es el más importante en la preparación pre natal, en palabras de Laura Gutman esto es prepararse para La Maternidad y elencuentro con la propia Sombra.
El parto es un acontecimiento en el que se expresa la sexualidad femenina al máximo, de hecho, el nacimiento al igual que la lactancia son partes indivisibles de la copula sexual, allí afloran todas las memorias emocionales grabadas en el cuerpo. Las mujeres sabemos que para parir nos tenemos que rendir ante las incontenibles señales del cuerpo, entregarnos a la voluntad divina y dejarnos ir. Es por eso que si hemos padecido escenas de abuso sexual es importante sanarlas antes del parto.

Soy testigo de lo armónico que pueden ser los partos en mujeres con historia de abuso sexual cuando ellas logran tomar conciencia de su situación, hacer un trabajo introspectivo del alma y atraer a personas que la apoyen afectivamente en este proceso.  Me llena de dignidad ser parte de un equipo que acompaña a las mujeres a contactar con sus propios recursos para manejar sus miedos y dolores. Agradezco a Ifigenia por permitirme acompañar su iniciación como madre, a Pablo en su iniciación como padre y a Paz por escogerme como doula, también agradezco a Auroramadre, por abrir este espacio de reivindicación de lo femenino.

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